martes, 22 de marzo de 2011

¿POR QUÉ EN USHUAIA?

La elección del ex Presidio de Ushuaia para presentar estas obras se fundamenta en dos puntos asociados a la historia misma del lugar con lo que metafóricamente expresa la serie.
Por un lado, la cárcel del fin del mundo fue proyectada por hombres que consideraron este lugar como “cárcel natural” por la hostilidad del clima y el apartamiento geográfico. En opinión de Julio Popper (1857-1893), el gran defensor de esta idea, "(...) la Isla reúne todas las condiciones, responde a las exigencias más escrupulosas para hacer de ella un presidio natural, inmejorable. (...) Allí no se precisan murallas ni fortificaciones(…)”.
Juan, Hugo, Grace, Roberto, Sofía, Fede y Jorge tampoco están entre murallas. De alguna manera la adicción se instaura como  parte de su naturaleza. Habitan una cárcel sin celdas como lo era Ushuaia a los ojos de Popper.
Por otro lado, la construcción de este presidio estuvo a cargo de los mismos condenados, que llevaron adelante un inmenso y rudo trabajo, en condiciones climáticas rigurosas, "a ración y sin sueldo".
Los personajes, presos del deseo y la compulsión hacia determinada substancia o situación, aumentan su dependencia y la consecuente  depresión. La carencia de autonomía y capacidad para controlar la situación evidencian la pérdida de la libertad a sus propias manos.
Estos dos puntos hacen que el lugar complete el sentido de las obras,
La presentación de “Presos de sí” en el Presidio de Ushuaia, completa el sentido de la serie, reforzando el mensaje que transmiten las imágenes y los textos. Este primer paso es fundamental para lograr el posterior desarrollo del proyecto en otros espacios, quizá menos emblemáticos, pero de mayor incidencia.

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